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Visitar La Vega del Tachu y Lartosa, en el entorno de Muniellos, es lo que se hizo ayer con el programa Naturaleza y Cultura de este periódico.
Ayer se fue, con tranquilidad y excelente humor, a un paraíso perdido entre las montañas de Cangas del Narcea, a los pies de los puertos del Conio y Pozo de Las Mujeres Muertas. Esta actividad naturalista se desarrolló con el programa de educación medioambiental Naturaleza y Cultura de este diario y todos los excursionistas (más de un centenar) coincidieron en señalar que ese lugar era maravilloso. La zona visitada está casi olvidado de la civilización, en pleno valle y garganta del río Cabreiro, en el entorno de la sierra de Peña Ventana y en las cercanías de la famosa Reserva Natural Integral de Muniellos.
Quien desee información sobre este programa y de sus actividades por la Naturaleza, además de tenerla habitualmente en EL COMERCIO y LA VOZ DE AVILES, puede también asesorarse a través de Internet (www.elcomerciodigital.com y www.descubreasturias.com ).
Muchas personas van a al bosque de Muniellos, y tras meses de espera para obtener el necesario permiso, vienen a la ciudad defraudados pues no ven casi nada, los "árboles les impiden ver el bosque", no ven tampoco animales salvajes y se dan una fuerte caminata, como pueden hacer por cualquier otro bosque asturiano. Lo triste es que no se fomente la visita a otros lugares naturales aún desconocidos (afortunadamente, dirán muchas personas) y se sigan maxificando zonas de alto valor ecológico de forma irresponsable. Un ejemplo lo tenemos al lado de Muniellos, en lo que puede ser una parte muy importante del nuevo Parque Natural de Fuentes del Narcea y del Ibias, entre las sierras de Valdebueyes (Valdebois), Peña Ventana, Ferroy y del Conio.
En esa zona, en las cercanías de Muniellos, aún quedan escondidos pueblos, como Oballo, Vega del Hórreo o Monasterio del Coto; y, especialmente, La Artosa y la Vega del Tallo.
Por esos lugares, cerca de Moal y Agüera del Coto, en la parte baja de Peña Ventana, discurrió ayer la actividad medioambiental. Como siempre los excursionistas fueron acompañados por un equipo de monitores-guías y educadores ambientales. Estas caminatas son fáciles y en ellas se suele ir a ritmo suave, con frecuentes paradas para contemplar el paisaje o descansar. Las plazas son limitadas por seguridad y para no causar un gran impacto ambiental en los lugares que se visitan.
La marcha a pie comenzó cerca del pueblo de Oballo y terminó en las proximidades de La Viña y Vega del Hórreo. Primeramente se efectuó una visita guiada por el Centro de Interpretación e Información de la Reserva Natural Integral de Muniellos, en Obacho, desde donde se contempla bien ese gran bosque. Allí se pudieron degustar, asimismo, los sabrosos y típicos "frixuelos" de miel y mermelada de la zona, entre otros productos. Y, un poco antes, en Penlés, se hizo una parada para proveerse, quien lo desease, de las típicas empanadas y boroños preñaos de esa afamada panadería-pastelería de Cangas del Narcea.
Durante la caminata, que solo contó con una pequeña subida hasta el collado del Forcao, después fue todo bajar o llanear, se pudo contemplar, el bosque de Muniellos, que quedaba atras; y, delante, el valle de Oballo, con Monasterio de Hermo, al fondo. En el descenso primero se pasó por el pueblo de la Vega el Tachu, cruzando el río Cabreiro por un rústico puente y luego, siempre bordeando las sierras de Peña Ventana y Ferroy, se cruzó por Lartosa. En las cercanías del camino se vieron cortines para guardar la miel y cuerries para las castañas. Y así se atravesó la garganta del río Cabreiro y del Couto, con final en las proximidades de La Viña, Agüera del Coto y Vega de Hórreo. ¡Un paraíso!.
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