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Ahora que tantas personas van a la Naturaleza asturiana, parece oportuno recordar lo que decía Jovellanos de ella, con amor y detalle.
Jovellanos comentaba en su Diario, hace algo más de dos siglos, al pasar por la calzada de La Mesa, cerca de Torrestio: "Subida larga, harto suave y accesible a carros. La Mesa, sin duda llamada así por alusión, pues es una grande y tendida llanura entre dos altos. El vulgo dice que allí comió Don Pelayo y juró no dejar moro a vida en Asturias. En ella está la divisoria de Asturias y León, en el punto de las vertientes. Acá entra el concejo de Somiedo. Mucho ganado: los puercos parecen a los teberganos. La Prida dice que un cura mejoró aquella casta trayendo padres de Extremadura (téngase en cuenta que esa vía romana unía tierras extremeñas y asturianas). Venta de La Mesa, perteneciente al lugar de Saliencia y que sirve por turno un vecino para disfrutar su producto. Es sólo para arriería y no tiene comodidad alguna. Ermita del Angel, llena de pellejos de vino y camas de arrieros. Son edificios nuevos y están cubiertos de tablas de roble bien clavadas, no permitiendo los vientos otra techumbre. Están situados en la montaña que corre de la derecha del puerto de La Mesa. Comimos con gran incomodidad, aunque bien, refrescados con el agua de su buena fuente. Salimos siguiendo la misma cordillera hasta una garganta, en que, dejando a la izquierda el camino de Somiedo, se entra al de Teberga (La Madalena) y empieza a bajar el peor camino que pasé en mi vida. Lo que más incomoda es la grande altura por donde se va y el enorme precipicio que hay a la derecha. La bajada es cruel, por la peña viva, arenisca, en vueltas y revueltas tomadas por una senda estrechísima. Después de mil afanes se baja al lugar de Barrio". Lo describe todo con detalle de buen estudioso.
Ahora que se celebran tantos actos en honor de este ilustre gijonés, no esta demás recordar algunas de sus frases relacionadas con la Naturaleza. Con el fin de que se tengan en cuenta esas sabías palabras que él nos legó.
En Asturias hay casi un centenar de lagos o lagunas
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Contemplar la Naturaleza Decía Gaspar Melchor de Jovellanos: "Los antiguos crearon y nosotros imitamos, porque los antiguos estudiaron en la Naturaleza y nosotros en ellos. Si queremos igualarlos ¿por qué no estudiaremos como ellos?. Sacudiendo de una vez las cadenas de la imitación, separaos del rebaño de los copiadores, y atreveos a subir a la contemplación de la Naturaleza... ¡Hombre!, si quieres ser venturoso contempla la Naturaleza y acércate a ella, en ella está la Fuente del escaso placer y felicidad que fueron dados a tu ser". Siendo uno de los primeros divulgadores de la montaña asturiana, asi como un gran escritor medioambiental.
Dejo escrito al pasar entre Castañedo del Monte y Trubia, bajando por Linares del tramo principal de la calzada de La Mesa: "...Descanso a la orilla de un arroyo abundantísimo que baja de lo alto a entrar en el río por su izquierda. Es sitio delicioso a la margen de las sonoras aguas y a la sombra de un hermoso avellano. Todo es poético; a la imaginación ayudaba, pero pasó la edad de esta especie de ilusiones. Voy a dejarlo, aunque sienta arrancarme de tan agradable situación. ¡Oh Naturaleza!. Que desdichados son los que no pueden disfrutar en augustísimas escenas donde despliegas tan magníficamente tus bellezas y ostentas tu majestad...".
Ubiña y Sierra de Tameza Peña Ubiña también atrajo la atención de este gran asturiano. De ella dijo al pasar cerca de Torrebarrio y Torrestio, por Candemuela: "A la derecha la famosa Peña de Ubiña, que se cree ser la más alta de España. Vese desde tierra de Segovia y desde muy adentro del mar. Los de Cudillero que navegan por ella, la llaman la Becerra; va a dar al concejo de Lena.".
Aunque su excursión montañera más famosa fue la que realizó por Camín Real de La Mesa, entre Torrestio y Barrio (Alesga), como ya relatamos antes. Pero también escribió, al día siguiente, en su regreso a Gijón, por la citada vía histórica, en un tramo poco conocido, entre Entrago, Marabio y la Sierra de Tameza. Y decía:"... Desde Entrago se empieza a subir; cuesta grande no muy pendiente; arriba puertos de pasto. Cráteres de enorme diámetro: los labios depeña caliar y las vertientes sumidas en su fondo. Unos y otros excéntricos y continuados acá y allá; el camino entre ellos y las casas de ganados; sirven para recoger la hierba de los prados y los estiércoles. Casetas o barracas para recoger los recentales y ordeñar las vacas, que andan todo el verano por los puertos. Hacia calor, y era cosa admirable donde no hallaban sombra subir a las más altas rocas a respirar el aire de la mar. Quizá esto dio origen a la fábula de que las yeguas españolas concebían del viento, pues el ganado caballar hace lo mismo. Cuando se llega a la garganta de los puertos se llaman los pastos de facería, porque tienen comunidad en ellos los de Yernes y Tameza... Linares, cuatro leguas mortales, en que tardamos seis horas...". ¡El como se ve sí recorrió el verdadero Camín Real de La Mesa!.
Las montañas asturianas cuentan con una treintena de grandes bosques autóctonos
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Los Lagos de Asturias También dejo escritas bellas frases sobre los montes de Pajares y Valgrande, o de Pravia, Cangas del Narcea, Tineo, Llanes,... Pasando por antiguas calzadas romanas o vías históricas, que el pisó y estudió para mejorarlos y comunicar bien Asturias con el resto de España.
Asimismo habla de los valles y de los lagos. Al bajar de La Mesa hacia Teverga decía en su celebre Diario:..."Este concejo se compone de tres valles: el primero, valle San Pedro, que comprende las parroquias de Riello, San Salvador, Carrea, Torce y Barrio. Segundo, Valdesantibáñez, que encierra las de Santianes y Villamayor. Tercero, Valdecarzana, que tiene las demás. Compréndese en la demarcación el concejo de Páramo de la Foceya, que encierra las parroquias de los dos nombres (Páramo y la Foceya) con la Villa de Sub, que pertenece a Páramo. Son arciprestazgo de Teverga. En el concejo o distrito de la Foceya está el lago de Hoceya, como de trescientos pasos de diámetro, sin salida conocida, aunque se le hizo una a mano para que no inunde el pueblo. Se hiela en el invierno. El de Somiedo, en el sitio de Balbarán (La Cueva o La Calabazosa) es mayor. En la altísima Peña de Sobia, que parte este concejo del de Quirós, hay otro lago en la misma cima y otro a la parte de Quirós, junto a Villamarcel. Por todas partes restos de volcanes. La Peña de Sobia es caliar y une con la de Ubiña, que lo es también".
Del Camín Real de Quirós decía así, tras dejar Villamarcel: "Madrugada; salimos a las seis, caminando al poniente; se ve en la falda opuesta el lugar de Villajime, bien cultivado y frondoso; y luego a la de acá Villanueva que es de la parroquia de San Vicente de Nimbra. Esta iglesia se halla al paso, cerca de donde se vuelve a encontrar el camino real que viene por la orilla del río. A la opuesta, Ricabo, lugar de muchos prados; treinta vecinos. Se ve abajo el puente para pasar, y a la parte de acá algunas tierras de labor y bellísimos prados; al frente,y como cerrando la salida Occidental del concejo, la Peña de Parada, alta, escarpada y arenisca, como todas las alturas de este concejo a la misma parte. La parroquia de Cienfuegos está en el seno que corre Norte-Sur, y en lo alto de él nacen las aguas principales del río que baña el centro (Quirós); pero son también caudales las que nacen al pie de Peña Parada, que corren Poniente-Oriente hasta unirse a las otras junto a Bárzana. Antes de empezar las famosas revueltas (Garrafe) nos dejaron el presbítero D.Pedro y el colegial de San Pelayo D.Miguel Terrero... Subida penosísima; lo fue más por habernos cogido una copiosa lluvia. En lo alto de las revueltas se ve la gran cañada y montes que describen el concejo de Teverga. Ermita de Nuestra Señora de Trobaniello. El puerto alto, de excelente suelo, y donde se pudiera hacer un buen camino veraniego. A fuerza de subir y dar vueltas, se dobla la Peña de Parada, y sigue buen camino hasta encontrar el de Teverga, que se une en la garganta misma que hacen las alturas, y en una bajada, que acaso tomó el nombre de Ventana, acaba Asturias... Se baja a Porcinero, donde no hay abrigo alguno. Serenidad; descanso; continuación del camino (hacia León); encuentro de un gran rebaño de merinas... Se conoce otro clima y otro país... ".
Aunque sea un resumen, se puede apreciar en sus escritos el amor que este ilustre asturiano sentía hacia nuestra Naturaleza, con referencias a árboles, animales, rocas... Al pasar por la calzada de Llanes a Covadonga, dijo así: "Camino por el puerto de Piedrafita; antes se sigue la orilla del río de San Antolín de Bedón, coronada de verdes y bellísimos alisos; el puerto bastante alto; camino áspero, de calzada en gran parte desigual, de piedras durísimas y bastante pendiente; a la izquierda montañas elevadísimas, ovejas pastando en la más alta cima,y como colgantes de ella, cabras, más abajo vacas; sus senderos estrechísimos; los pastores en algún pequeño rellano lejos de los rebaños; robles viejísimos en la rápida pendiente; algunos abatidos por su peso, cortado después su tronco, renacidos de la parte de su raíz pegada ala tierra, y de sus retoños otros robles altísimos, levantados hasta el cielo. Hayas altísimas, derechísimas y muy frondosas; abedules gigantes; bajada a Corao; vese los lugares de Mestas, Intriago...". Y al pasar otra vez por esos lugares decía: "Vega alta formada por el río, que vuelve a rodar de uno y otro lado. Puerto de Piedrafita, con mil vueltas, altísimo y de una pésima calzada; pero, siendo ésta de piedra arenisca, se pasa sin riesgo. ¡Sigamos sus pasos!.
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