El murciélago de cueva, como se recoge en el Catálogo
Nacional de Especies Amenazadas, es una especie capaz de vivir en gran
variedad de medios, desde lugares llanos a montañosos, con o sin cobertura
vegetal, aunque aparece con mayor frecuencia en zonas calcáreas, donde la
naturaleza kárstica del sustrato favorece el desarrollo de cavidades
naturales. La altitud más frecuente de sus refugios generalmente está
comprendida entre los 400 y los 1.100 metros, aunque se ha localizado a
1.500 metros.
Es una especie cavernícola y extremadamente gregaria, formando grandes
colonias en cuevas, simas y túneles en el momento de la reproducción o la
hibernación. Es además una especie migradora, que realiza desplazamientos
entre los refugios de invernada y cría de varios cientos de kilómetros.
La hibernación se inicia en el mes de enero, cuando los murciélagos reducen
su actividad metabólica y se concentran en refugios con temperaturas
relativamente frías. A finales de febrero se inicia ya la dispersión y el
abandono del refugio de hibernación. En los meses de marzo y abril, vuelve a
reunirse la mayor parte de la población, generalmente las hembras, en los
refugios de cría, que suelen compartir con otros murciélagos, como el
ratonero mediano y grande o los de herradura mediano y mediterráneo. Cada
hembra pare una sola cría entre los meses de junio o julio y es frecuente
que se formen guarderías de cien o doscientas crías que son cuidadas y
alimentadas en común por las hembras de la colonia. En el mes de septiembre
suelen abandonar los refugios de cría y dispersarse, para volver a
concentrarse posteriormente en los refugios de hibernación.
Las crías alcanzan la madurez sexual en dos años, produciéndose el celo
durante el otoño. La fecundación es inmediata al apareamiento, aunque el
óvulo fecundado no se implanta en el útero hasta pasada la hibernación. Este
fenómeno se conoce como implantación diferida y es un rasgo característico
de esta especie de murciélagos, aunque se da también en otros mamíferos,
como el corzo.
El carácter gregario de esta especie, la hace especialmente sensible a la
alteración o destrucción de los refugios, que es su principal amenaza. En
Asturias, de las siete colonias de reproducción estudiadas en los años
setenta, solo dos parecen mantener un estado aceptable.
El Plan de Manejo del Murciélago de Cueva en Asturias, tiene por finalidad
establecer las directrices que le permitan evolucionar de forma natural y de
acuerdo con sus propias posibilidades.
El Plan es de aplicación a la totalidad del territorio del Principado de
Asturias, si bien, dado el estado de la especie, las actuaciones afectan
especialmente a aquellos puntos en los que se hayan localizado refugios y su
entorno, así como aquellos otros susceptibles de contribuir a la expansión
de la especie, ya sea como área de alimentación o como punto de reunión o
reposo. |