Uno de los proyectos más
ambiciosos realizados por el equipo de Descubre Asturias
ha sido la descripción de los restos de caminos antiguos o vías históricas que
existen en el Principado de Asturias. Las dificultades para realizar la labor de
campo de un trabajo de esta envergadura han sido enormes. Por una parte en las
zonas pobladas, no se conservan restos de los mismos. Además otros factores
tales como la construcción de carreteras o pistas, el asfaltado u hormigonado de
otras ya existentes, la minería a cielo abierto, las repoblaciones forestales, o
las obras de construcción de las nuevas autovías, están contribuyendo de forma
innegable a su completa desaparición, y en demasiados casos estos hechos han
ocurrido en fechas bastante recientes, de tal forma que caminos conservados
durante siglos, se han perdido de forma irreversible.
Además,
no existe ninguna catalogación de este tipo de bienes de nuestro
patrimonio cultural, ya que si hacemos caso a los estudiosos, se
considera que en Asturias, solamente había dos vías en la época romana,
como eran la de la Carisa y la de la Mesa, lo que parece hasta irrisorio. Si la
dominación romana se extendió por todo el territorio durante cuatro siglos,
resultaría sorprendente que en un país de montañas como es Asturias, no hubiera
una tupida red de comunicaciones que cubrieran, no solo la zona central, sino
todos los valles de nuestra Comunidad Autónoma.
De
ahí que se estime que muchos de los caminos estudiados proceden de la
época romana, e incluso algunos datos nos hacen pensar que ya existían
con anterioridad a la dominación de Roma.
En su mayoría
estas calzadas romanas durante la edad media continuaron en uso, sin que en
conjunto sufrieran demasiados cambios de trascendencia en su estructura. De
dichas calzadas se originan por ejemplo, los numerosos puentes medievales –que
los naturales llaman como romanos-, y que permitían cruzar la compleja red
hidrográfica que existe en Asturias. En la mayoría de los casos, tales puentes
sustituyeron a otros más antiguos, que incluso podían ser de madera, y que algún
caso se construyó el puente en donde existía el vado de la antigua vía de
comunicación.
Estos caminos
se usaron hasta fechas muy recientes y al hablar con los lugareños, todavía nos
informan del trazado de los mismos, a los que denominan fundamentalmente como
caminos reales, aunque también en algún caso los llaman camino francés o calzada
romana, e incluso camino de Santiago.
Esas sendas
de origen antiquísimo han sufrido más olvido y destrucción en menos de un siglo
de lo que sufrieron en ya casi 2000 años. Aunque sólo sea por su valor cultural,
es importante investigar y preservar los antiguos caminos, por otra parte,
también discurren por lugares de enorme belleza y que podrían resultar
restaurados con finalidad turística, aprovechando de esta manera los enormes
recursos que nuestra región posee, y que debido en parte a la desidia y falta de
inquietud por estos temas de las gentes que la representan se están dejando
olvidados. De
manera que si transcurre mucho más tiempo sin actuar, podrían perderse más
evidencias de nuestro pasado.
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