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Senda Costera Ferroviaria de KobaronEl antiguo cargadero de mineral situado cerca Pobeña, con sus accesos, forman parte del patrimonio histórico vasco y del litoral cantábricoEl emplazamiento costero que vamos a reseñar ahora es curioso pues, sin la protección de una ría o puerto, le convierten en un caso singular en el litoral cantábrico, por lo menos en los últimos tiempos. Nos referimos al cargadero de mineral de Kobarón, en tierras vascas de Muskiz, en el límite con las cántabras; y a poco más de un centenar de kilómetros de la frontera oriental asturiana, siguiendo la Autopista del Cantábrico (A-8) o la vieja carretera nacional N-634.
A él llega una nueva senda siguiendo el trazado del curioso ferrocarril minero, costero, que iba a ese “embarcadero”, desde las minas cercanas a Pobeña y la Lastra del Castillo o la Lastra de Kobaron, así como las instalaciones de El Haya. También se podría acceder a este cargadero y su senda, o “ruta marítima”, desde la playa de La Arena. El camino actual está permitido para peatones y ciclistas, así que hay que tener cuidado y ser flexibles, unos con otros. La caminata puede ser como de una hora, a paso suave (y otro tanto al regreso, si se va al mismo punto de partida otra vez). Las vistas costeras son maravillosas, aconsejándo hacer frecuentes paradas a lo largo del paseo; por esta senda verde, que dispone de buen firme, apto para cualquier calzado. En Viscaya (Vizkaia) llegó a haber hasta 23 cargaderos en la ría del Nervión, pero sólo éste de Kobaron se encuentra en mar abierto. De ahí también algunas de sus peculiaridades constructivas para adaptarse a ese lugar costero. No fue fácil su construcción, puesto que la obra ejecutada durante días era destruida por el bravío Mar Cantábrico en unas pocas horas… Se piensa que estas explotaciones pueden tener sus orígenes en las minas de hace cientos de años y en el castro que había en la llamada ahora Lastra del Castillo. Y se encuentra, como decíamos, en la costa de Muskiz, en el actual paseo Itsas-Lur, de Pobeña a Kobaron, que recorre el trazado de unos tres kilómetros del antiguo ferrocarril minero, de 1870, que transportaba el cargamento de la Compañía Mac Lennan hasta el citado cargadero, ampliado para darle más capacidad en 1930. Las minas a las que daba servicio se denominaban Amalia Vizcaina y San Francisco, siendo ese “embarcadero” de material el primero de los construidos en Vizcaya y el único que embarcaba sus minerales así, de esta singular forma, directamente al mar, para soslayar los gravámenes y esperas que se podían derivar de la carga en la ría del Nervión. La propia opción de este cargadero en la misma costa, sin entrar en dicha ría, presentaba grandes dificultades, como es de suponer, tanto como decíamos en su construcción en una zona de acantilados y directamente al mar abierto, como por su posterior empleo, dado que el fuerte oleaje de esa zona ponía muy difícil el atraque de los navíos. A ello se añade que su uso se tenía que limitar, generalmente, a los meses de buen tiempo, o “buena mar”, normalmente primavera y verano. Pese a que actualmente no conserva restos de la amplia plancha de madera sobre la que circulaban los vagones del tren y sólo una pequeña parte del potente armazón metálico que la sustentaba, se considera un valioso elemento de alto contenido patrimonial, tanto por lo único de su localización “marítima”, como por ser el primer cargadero de mineral de toda Vizcaya, con la importancia que luego tuvieron para el señorio estos cargaderos, que facilitaron la exportación del mineral vizcaíno a toda Europa; dentro de los que este del Kobaron es un magnífico ejemplo, que merece la pena contemplar en un fácil y tranquilo paseo. En su dilatada vida en servicio, este cargadero sufrió importantes modificaciones, para aumentar la capacidad de transporte y reducir el tiempo de atraque de los barcos, pues al no disponer de muelles, repetimos, se estaba a merced del fuerte oleaje del Cantábrico; y eso era un asunto fundamental, como bien se explica en los paneles situados en la misma zona del recorrido. Entre otras curiosidades se puede ver, a mitad de la senda (más o menos) una pequeña ”grúa”, como ocurre en algún punto de la costa llanisca, que servía para subir las algas, el ocle, a la superficie. Y en el mirador, donde antaño estaba el cargadero, al otro lado de la ría, al fondo, se puede divisar un reducido parque eólico marítimo-costero, con media docena de aerogeneradores, o molinos, similar al que se planeó instalar en el puerto gijonés de El Musel.
Los paneles-murales, bien realizados y detallados, sobre geología, fauna, flora y otras cuestiones naturalistas, así como con la historia de este antiguo ferrocarril minero de las explotaciones de Amalia Vizcaina y San Francisco, son otro aliciente para el caminante, que además de culturizarle le entretienen en el paseo.
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