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EL JARDIN BOTANICO DE NACHO MENES

  • Situado En Villabona (Llanera) ocupa 15.000 metros cuadrados
  • Cuenta con un millar y medio de especies arbóreas y arbustivas, de 600 especies distintas

    El recientemente desaparecido Ignacio Menes (Nacho para sus amigos y conocidos e Ignacio para sus familiares) fue un destacado veterinario gijonés (y asturiano) que fundó hace algo más de dos décadas el primer centro clínico veterinario, canino, de toda la región y especializado como hasta entonces no había ninguno. La calle Campo Sagrado de la Villa de Jovellanos (“Clínica Cenvet”) es un referente que traspaso las fronteras de Asturias y no sólo en la atención de perros (aunque muy destacado por ello) si no de la abundante fauna doméstica, en particular las mascotas…


    También cuidaba, en ocasiones, los animales salvajes heridos o la ganadería en apuros, cuando se lo demandaban, por ejemplo, los grupos de rescate, la guardería, los naturalistas, los ayuntamientos, la Guardia Civil o el voluntariado de Protección Civil. Atendiendo directamente, eso sí, a los equipos caninos de estos cuerpos y servicios de emergencias, por ejemplo el Grupo del Perro de Salvamento, Unidad Canína del 112 del Principado de Asturias (o Bomberos de Asturias) y la Sección Canina de la Policía Municipal de Gijón…


    Pero, además de su afamada sabiduría y don de de gentes, para la atención del “mejor amigo del hombre” (él incluso cuando su fiel amigo se cansaba o tenía las patas dañadas al recorrer los Picos de Europa, lo transportaba en la mochila) fue un excelente y paciente botánico aficionado. Se pasaba los días, cuando no estaba en la clínica o de caminata (igual por la Cordillera Cantábrica, que por los desiertos Arábicos o Egipcios) cuidando con mimo sus plantas, sus flores, sus arbustos y sus árboles notables en el jardín botánico que el construyó con sus manos, en el corazón del afamado y mítico concejo de Llanera.

    Cerca de una encrucijada de caminos y calzadas romanas, o vías históricas, como la de La Mesa (la verdadera Vía de La Plata en Asturias), en la parroquia de Villabona, fijo su residencia hace algo más de un lustro. Allí, en “El Casal de los Ñerbatos”, en el barrio La Rotella, en la maravillosa localidad de Villardeveyo (“que bien suena este topónimo” nos decía la hermana de Nacho Menes, Beatríz, que fue quien nos mostró este vergel construido por él). Con su esfuerzo plantó y cultivó nada menos que 1500 árboles o arbustos, autóctonos o foráneos, flores muy variadas y hasta un pequeño huerto.


    En una superficie de 15 hectáreas juntó más de 600 especies distintas de la flora de todo el planeta; destacando desde los centenarios castaños (que ya tenía lógicamente la parcela) a la gran variedad de eucaliptos a cual más sorprendente y hermoso, o las singulares y muy variadas hortensias o los arces. Sin olvidarse de los acebos, los “carrascos” o “sardones”, los magnolios, los robles o “carbayos”, los olivos, las encinas, las arandaneras, los espinos, las “yerbabuenas”, los “Píes de lobo”, los manzanos, los naranjos, los limoneros, los sauces, los fresnos, los tejos, los laureles, los rosales, los romeros, los avellanos o “ablanos”, los abedules, las higueras, los helechos gigantes y demás plantas exóticas que traía de otros países lejanos, a los que acudía a recoger semillas o pequeños plantones, muchas veces en compañía de su buen amigo y destacado artista José Arias.


    Su casa, muy moderna y funcional, en plena finca, fue diseñada por el afamado arquitecto Jovino Martínez Sierra y hay muchos detalles en ella de su amigo el gran artista Rubio Camín. Siendo todo el conjunto un lugar ideal para que una fundación u otro ente se encargase de su tutela… Los 15.000 metros cuadrados de este jardín Botánico de Nacho Menes se lo merecen, para contemplación de generaciones futuras. Finalmente diremos que, este verdadero paraíso natural, que creó este buen veterinario y botánico, lógicamente es visitado asiduamente por los zorros o “raposos”, las ginetas, las martas, las comadrejas, los tejones, las ardillas y los erizos (o puercoespines); así como por numerosas aves rapaces diurnas o nocturnas, además de numerosos pajarillos Los trenes, a modo de gran maqueta ferroviaria, no cesan de cruzar por el horizonte de “El Casal de los Ñerbatos”, dándole aún, si cabe, más belleza y singularidad a este vergel construido, día a día y mes a mes, por el recordado Nacho Menes, en el corazón de Llanera.